Ser mujer en tiempos de pandemia
Nuestra invitada de hoy, la abogada Yulianna Ramón, es mi amiga y compañera del grupo de mujeres jóvenes y superpoderosas, Poder Mujer, y además es alguien con quien tengo varias cosas en común, entre ellas la pasión por impulsar a las mujeres. Esto último es la razón por la cual fundo la iniciativa de empoderamiento femenino Vox Mujer (@voxmujer). Es graduada summa cum laude en Derecho en la Universidad Iberoamericana (Unibe) aquí en Santo Domingo y completó sus estudios de maestría en Derecho Administrativo en París y en Derecho Público Económico en el Instituto OMG y su especialidad es en derecho regulatorio, administrativo, bancario y de telecomunicaciones. Ha sido titulada Intérprete judicial por el Poder Ejecutivo, con dominio fluido del español, inglés, francés y portugués, y además tiene conocimientos del alemán y el italiano, lo cual le ha otorgado su membresía dentro de la International Association of Hyperpolyglots. Es miembro alumni de la comunidad de Global Shapers, adscrita al Foro Económico Mundial, y es la representante del país para la organización Global Dignity. Y, por si fuera poco, todo esto lo maneja a la par de su labor de esposa y madre de dos preciosos niños.
Lo que comenzó como una conversación fuera del podcast, se tornó en nuestro episodio de hoy. De acuerdo con estadísticas de la ONU, cerca del 70% de la fuerza sanitaria es mujer, sin mencionar que las labores domésticas también caen en la mayoría de los casos, sobre nosotras. Inclusive uno de los titulares en su página web es “El coronavirus golpea tres veces a las mujeres: por la salud, por la violencia doméstica y por cuidar de los otros”. Los puntos de Yulianna sobre el desproporcionado papel de las mujeres durante esta pandemia y cómo nos puede seguir afectando en nuestro desenvolvimiento profesional y personal fueron tan extensos, que decidí concretizarlos en el texto resumido a continuación.
“Aun fuera de la pandemia, existen expectativas no realistas de que la mujer debe ser una excelente madre, una excelente hija, una excelente empleada, una excelente compañera y toda esa carga que nosotros nos ponemos para dar ese 100% en áreas distintas, pues hoy se concentran bajo mucha tensión, en un espacio reducido, en un espacio de confinamiento a tener incluso expectativas adicionales. Es innegable ver que la crisis sanitaria generada por el COVID-19 nos encontró desprevenidos a todos, nadie estaba preparado y que la situación ha revolucionado nuestra normalidad de una manera muy rápida. Pero sobre todo nos ha obligado a abrir los ojos a las profundas desigualdades que nos afectan como sociedad, en especial en el tema de género.
Desde el punto de vista de servicio, pues ahí hay una connotación clarísima donde vemos que los roles que tradicionalmente ha asumido la mujer en la sociedad. Independientemente de las circunstancias en las que estemos pasando la cuarentena, coincidimos en que todas vivimos bajo los mismos estándares y bajo las mismas expectativas y ahora estamos cuidando de nuestras familias, de nuestros enfermos, ocupándonos de los quehaceres del hogar, asumiendo un aprendizaje a distancia, para los que tienen la fortuna de poder continuar con acceso a educación y también llevando teletrabajo. Todo esto, aislado de nuestro sistema de apoyo y soporte, que reconozco es de vital importancia.
Tenemos que reconocer que gran parte del ejército para combatir el coronavirus lo conforman las mujeres. El 73% del personal médico en Latinoamérica está compuesto por mujeres, somos el frontline en los hospitales, la que da la cara al personal, la enfermera, la que da los servicios esenciales a nivel de limpieza, de asistencia. Esas mujeres están ahí, con mayor riesgo de contagio, con mayor vulnerabilidad para ella y para sus familias. También la mujer asume una gran proporción de los trabajos voluntarios a nivel comunitario, donde también se mantienen haciendo un trabajo importantísimo, exponiendo su salud y la de su familia en esta situación.
Otro aspecto en lo que vemos una carga desproporcionada para la mujer es el del impacto económico que tiene para aquellas que son cabeza de familia. Mujeres como yo que tenemos cierto apoyo, que estamos con nuestras familias y podemos hasta cierto punto imponer cierto equilibrio en la carga de los quehaceres del hogar, ¿cómo será para las madres solteras? Desde el aspecto económico la mujer es mucho más vulnerable a la pérdida del empleo, por la naturaleza de los trabajos que realizan y a la informalidad de los trabajos de servicio que se han visto afectados ahora mismo: el sector hotelero, restaurantes, servicios domésticos, salones de belleza de las mujeres de nuestro país.
En este escenario, la mujer pobre es más pobre y vamos a ver como si no adoptamos políticas que reconozcan esa realidad, pues la mujer también se va a ver con una impacto adverso y palpable desde el aspecto económico. Nuestros gobernantes deben tener conciencia de estas dimensiones de géneros que afectan para no generar impactos adversos adicionales y que garanticen el avance femenino.
Otro ámbito de esta crisis sanitaria genera otra crisis secundaria para la mujer es el tema de violencia de género y de abuso. El mandato de `Quédate en casa´ no siempre es un mandato de paz; tenemos que admitir que durante esta situación está obligando a mujeres y niñas a estar en espacios que no son los más seguros para ellas pues tienen que quedarse con su agresor. Desde el 17 de marzo al 19 de abril, según la información que se ofreció, se habían realizado 787 llamadas de auxilio a las líneas de asistencia del Ministerio de Interior y Policía con temas de violencia de género.
Entrando en el área de Liderazgo y Mujer, hemos visto como países liderados por mujeres han tenido mejor control, mejor acceso y desenvolvimiento con todo el tema que tiene que ver con la pandemia. Con esto no se busca desmeritar lo que ha hecho el género masculino o decir que los hombres no han sabido manejar la crisis, lo que se quiere es destacar la importancia que tiene el liderazgo femenino. Cada una de estas mujeres como Sanna Marin, Primer Minsitro de Finlandia, Jacinda Ardern, Primer Ministro de Nueva Zelanda y Angela Merkel, Primer Ministro de Alemania, han asumido un manejo y enfrentamiento de la pandemia que robustece la idea de que la mujer merece ser líder.
República Dominicana no es una excepción, hemos visto como han ido surgiendo nuevos espacios de reconocimiento, de discusión y de promoción del liderazgo femenino dentro de la política. Dos casos importantes de personas que han ido abriendo espacios para el liderazgo femenino a nivel político, son la figura de la vicepresidenta Margarita Cedeño, una de las mujeres con más exposición política de nuestro país y ahora la primera alcaldesa de la Ciudad Primada de América, Carolina Mejías, quien creo nos va a abrir muchas puertas a todas las que tengamos vocación y curiosidad dentro del servicio público.
Yo creo que a la República Dominicana le ha llegado el tiempo de irnos acostumbrando a ver mujeres tomando decisión, de ver mujeres en posiciones de influencia, no solamente a nivel político, pero también a nivel privado. Solamente en la medida en la que mayor cantidad de mujeres accedan a posiciones de liderazgo político, podremos pensar en la adopción de políticas públicas que garanticen un mayor nivel de igualdad. La mujer conoce las necesidades de la mujer y necesitamos estar en una igualdad de representación.
La mujer merece ser líder, no por un tema de competencia, sino porque tiene méritos y porque agrega valor.
Ese es el mensaje que quiero que se quede con las personas, que la mujer agrega, la mujer aporta y la mujer ayuda también a construir un mejor futuro”.