Plan estratégico para mantenerte motivada

Motivación… eso que te anima a realizar algo, dice nuestro querido amigo el diccionario, pero lo que no dice es todo lo que conlleva sostenerla. La motivación es necesaria para todo, incluyendo tu día a día o tu convivencia familiar, pues eso lo que te ayuda a resolver problemas, a saltar de una tarea a otra, de una fase a otra, a querer o quererte.

Hay muchas técnicas que pueden funcionarte para este objetivo. Hoy quiero compartirte mis estrategias, no como coach porque no lo soy, sino como una persona común y corriente, a la que el crecimiento, tanto en proyectos personales como financieramente, la llevó a uno de los años más productivos de su vida adulta.

Lo que usted no ve en las redes o quizá detrás de un trabajo terminado es que fueron muchas veces las que quise quedarme acostada o sencillamente haciendo nada, que también es válido hasta un punto, pero eso lo hablaremos más adelante.

En fin, mi deseo con este episodio es poder ayudarte a cambiar completo el inicio de la próxima década y que ese inicio llegue a ser sostenible.

1.     Plantéate metas realizables…

Las metas manifestadas de forma errónea son uno de los desmotivadores número uno. ¿Por qué? Pues porque además de poder estancarte, te hacen perder tiempo, y el tiempo y la salud son dos de las cosas más valiosas que tenemos. Entonces, lo primero es que puedas plantearte metas alcanzables (si quieres saber cómo recuerda escuchar nuestro episodio anterior junto a la coach Suz Amaro).

2.     Elige la más importante

Mi recomendación es que dentro de todas las metas que quieras lograr, elijas una que llamaremos “la gran prioridad”, y que luego la vayas desglosando en tareas. El término “El que mucho abarca, poco aprieta” también le va a tus metas. A veces no logramos lo que nos proponemos porque queremos hacerlo todo junto y nos desgastamos, o por el contrario, lo logramos por una vía rápida, obviando las estrategias que harán de eso que queremos algo sostenible. No quieras correr antes de caminar, al menos no si no quieres empezar desde cero.

3.     Emociónate

Claro, al principio es súper fácil porque toda tu energía está concentrada en eso. Es como cuando compras un carro y lo mantienes impecable al principio, no comes dentro de él y no le dejas ni un pincho dentro. Hasta que lo nuevo ya no es tan nuevo, y entonces quizá no te importe tanto. ¿No me crees? Un estudio conducido por el psicólogo Thomas Gilovicg y publicado en Forbes, señala que todo lo nuevo se convierte en ordinario después de un tiempo. Entonces, es importante que tú misma busques las herramientas que te ayuden a mantenerte emocionada. Un hint: las experiencias traen mayor felicidad que cualquier bien material. Algunas de ellas son charlas positivas contigo misma, de hecho, pues elegir un mantra diario que te recuerde por qué empezaste aquello que empezaste, valga la redundancia. Colócalo frente a tu espejo o en tu vision board para que lo veas todos los días.

4.     Busca ayuda

Así como tienes que automotivarte, esa inspiración también puede venir de fuera. Elige un círculo seguro, un mentor o coach, un podcast que alimente tu talento o tus ganas de crecer, lee libros o compra productos con mensajes motivacionales, como la de A Todas Mis Chicas, que pueden ser tu boost de confianza y re canalización cuando lo necesites.

5.     Celebra las pequeñas cosas

Miren, ustedes creen que los atletas que ganan oro en las Olimpíadas sólo celebran esos grandes momentos. ¡Claro que no! Nuestros papás no sólo celebraron cuando nos graduamos de la uni, o emprendimos un proyecto, o nos casamos. Celebraron cuando pudimos sentarnos solos por primera vez, cuando cumplíamos un mes, cuando sonreíamos, gateamos, caminamos, cuando dijimos nuestra primera palabra... yo he celebrado hasta porque Dante arrastra un cartera. Moraleja: celebra lo que vayas logrando poco a poquito. Por eso es tan importante que te asignes tareas para llegar a la gran meta. Eso te lleva a obtener pequeñas victorias medibles.

Escucha las cinco restantes aquí: