Carta a Dante
Te conocí en un día inesperado. Mi número preferido, el 2. Dos semanas antes del día pautado para tu llegada.
Hoy papá y yo hubiésemos celebrado nuestra boda, pero Dios tenía planes más grandes y mejores: que hoy festejáramos el primer mes de un sentimiento que va más allá de lo que pudiera escribirte, que fueras parte de nuestro despertar, que fueras una realidad.
¡Qué ilusa haber pensado vivirte en otro año!
Has sido mi lección más asombrosa, mi éxtasis más perfecto, mi gemido más fuerte.
Tus llantos resuenan en mi corazón transformados en un amor que nunca soñé conocer.
Mis días y noches han sido revolucionados, mis planes, mi futuro incierto que sólo guarda la certeza de que mi corazón será por siempre tuyo.
¡Qué bendición has sido Dante!
Me pregunto, ¿se puede nacer dos veces? Porque tú has logrado eso en mí.
¡Soy tan afortunada de que me hayas elegido amorcito! Muy afortunada de que pronto me señales como tu mamá y tú mismo como mi hijo.
Quiero que siempre atesores el haber llegado al mundo rodeado de amor, de quienes están cerca de ti y de otros tantos que no. Cuando lo necesites, piensa en ello: fuiste, eres y serás muy querido; tu llegada contagió de ternura a toda una comunidad. Eres pura luz.
¿Realmente eres mío o yo seré tuya?
¡Qué ilusa yo en haber pensado vivirte en otro año amorcito rico! ¡Qué ilusa yo!